miércoles, 28 de septiembre de 2016

Eretmochelys imbricata (Tortuga Carey)


La carey tiene la apariencia típica de una tortuga marina. Como en los demás miembros de su familia, su cuerpo es plano y sus extremidades en forma de aleta están adaptadas a la natación. Las tortugas adultas tienen de media entre 60 y 90 cm de longitud de caparazón y entre 50 y 80 kg de peso, con un máximo registrado de 127 kg. Su concha o caparazón tiene un fondo de color ámbar, con una combinación irregular de bandas claras y oscuras de colores predominantemente amarillos y marrones difundidos a los lados.

Los ejemplares jóvenes son negros, exceptuando el borde del caparazón, que es amarillo. Cuando nacen tienen forma de corazón y van adquiriendo forma oval cuando crecen. El color del borde serrado formado por las placas del caparazón se difumina con la edad. Los machos se distinguen por una pigmentación más clara, peto cóncavo, uñas más largas y una cola más gruesa.


La carey tiene varias características que la distinguen de otras especies estrechamente relacionadas con ella. Su alargada y afilada cabeza termina en una boca parecida a un pico que, en su caso, es más pronunciado y afilado que el de otras tortugas marinas. Sus brazos tienen dos garras visibles en cada aleta.

Los adultos se encuentran principalmente en arrecifes de coral tropicales. Por lo general se las ve a lo largo del día descansando en cuevas y salientes en y alrededor de estos arrecifes. Como especie de marcado carácter migratorio, también se las puede encontrar en una amplia variedad de hábitats, desde el mar abierto hasta lagunas y manglares en estuarios. Aunque no se sabe mucho sobre las preferencias de hábitat durante sus primeros años de vida se asume que, al igual que otras tortugas marinas jóvenes, son completamente pelágicas, con lo que hacen del mar abierto su hogar hasta que alcanzan la madurez


Aunque se sabe que son omnívoras, su principal alimento son las esponjas, que constituyen entre el 70% y el 95% de la dieta de las poblaciones de la especie en la zona del Caribe. Sin embargo, como ocurre con muchos esponjívoros, esta tortuga se alimenta sólo de algunas especies seleccionadas, ignorando muchas otras. Las poblaciones del Caribe se alimentan principalmente de esponjas de la clase Demospongiae, y más concretamente las pertenecientes a los órdenes Astrophorida, Spirophorida y Hadromerida. Entre las especies de esponjas de las que se tiene conocimiento que forman parte de la dieta de estas tortugas se incluye Geodia gibberosa. Las carey también se alimentan de algas y cnidarios, como medusas y anémonas de mar. También son conocidas por alimentarse de un peligroso hodrozoo como la fragata portuguesa (Physalia physalis). Las carey cierran sus desprotegidos ojos cuando se alimentan de esos cnidarios, para evitar el contacto de sus cnidoblastos, que, sin embargo, no pueden penetrar en sus blindadas cabezas




Todavía se desconocen muchas cuestiones sobre su ciclo vital. Tienen unos intervalos de anidación de entre dos y cuatro años, aunque este periodo puede variar de nueve meses a diez años

De igual forma que sucede con otras tortugas marinas, las carey se aparean en lagunas poco profundas cerca de las playas donde probablemente nidificarán. Tras el acoplamiento, las hembras arrastran sus pesados cuerpos hasta la playa durante la noche. Entonces se encargan de limpiar una zona y cavar un agujero donde depositarán sus huevos, usando sus aletas traseras. Después la hembra efectúa la puesta en el nido y cubre de inmediato los huevos con arena. Los nidos de E. imbricata del Caribe y de Florida generalmente contienen unos 140 huevos, aunque pueden llegar a 250 sin embargo, las nidadas notificadas en el golfo Pérsico son sensiblemente inferiores, con un promedio de unos 90 huevos. Tras el prolongado proceso, de varias horas de duración, la hembra vuelve al mar. La puesta es el único momento en que las tortugas carey abandonan el mar

La tortugas recién nacidas, que generalmente pesan menos de 24 gramos, abandonan el nido durante la noche después de aproximadamente dos meses. Estos recién nacidos presentan colores oscuros y el caparazón, en forma de corazón, mide aproximadamente 2,5 centímetros de longitud. De forma instintiva se dirigen al mar, atraídos por el reflejo de la Luna sobre el agua (un proceso que puede ser perturbado por fuentes de luz antropogénicas). Las crías que no alcancen el agua antes del amanecer probablemente terminen siendo alimento de diversos predadores, como cangrejos y aves limícolas